viernes, 19 de octubre de 2012

¿Cómo analizar los problemas en las empresas?. El principio de simplicidad inherente.


Debemos pensar que una empresa es como un sistema es decir un conjunto de elementos interdependientes que tiene un propósito, y recordemos que el propósito o meta de una empresa es ganar dinero y en el sector público un resultado social.

A lo largo del tiempo pensadores como Forrester, Deming, Goldratt, Senge, y tantos otros que han visto la necesidad de realizar un enfoque sistémico al pensamiento occidental.

Un pensamiento generalizado es que mientras más elementos e interacciones contengan una empresa es más compleja de describir. Pero fíjese en lo siguiente, mientras más complejo sea el sistema, menos libertad tienen los elementos para moverse sin afectar a otros. Entonces, esto significa que si uno sabe qué elementos modificar y qué reglas sigue la forma en que se afecta el resto, entonces puede afectar al resto de una manera predecible, es decir, puede controlar el sistema.

Paradójicamente, mientras más compleja la descripción del sistema, más simple es de controlar. ¿Por qué entonces tenemos esta percepción de complejidad, incluso en la forma de administrar o controlar empresas? Tal vez estamos ignorando las relaciones de interacción entre sus partes.

Si la meta de la empresa es generar dinero, entonces si genero más dinero estoy optimizando. Es una creencia muy extendida identificar mayor eficiencia con acercarse al óptimo. Y mayor eficiencia, a su vez, tiene el significado de producir más con menos gasto de recursos. Lo que nos lleva a pensar rápidamente en que un recurso ocioso es un gran desperdicio.

Entonces se comete el error de pensar que acercarse al óptimo es tratando de minimizar los recursos ociosos. Y bajo este paradigma se enmarcan muchas “racionalizaciones” o “reducciones de costos”.

Reflexione un momento sobre la lógica que tiene lo siguiente. Primero se ha impulsado una mejora en un área, para lo que se requiere la colaboración de las personas de esa área, y ahora se puede producir más con menos personas. Y para convertir la mejora en dinero, reduce personal que ahora “sobra”. ¿Qué nivel de colaboración va a tener el próximo programa de mejoramiento productivo? Y la conclusión no es que no convenía mejorar, ¿no es cierto?… Aunque sí hay una persona que lo piensa con razón: la persona despedida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario